La exposición del ninot 2010 da muestras de una evolución formal en monumentos mayores y va refrendando una modernidad estilística y diversidad temática en infantiles.
Sin embargo no dejan de sorprender los cánones elegidos en las escenas que se postulan como candidatas al indulto. En los monumentos infantiles es aun más acusada esta diferencia. Pasan los años y el futuro ganador no dejara de ser una figura de “Lladró”.
Lo que sí es sorprendente es que una de las escenas candidatas sea un grupo de Joan S. Blanch. Parece mentira que este artista, pionero en cuanto a estilo y temática en las fallas infantiles (siguiendo el camino de los Almela, Alares, Santés, Alarcón o Valero), ahora se “venda” a estos intereses.
Es totalmente contradictorio el cómo ha evolucionado el sector infantil de la fiesta. Si, al parecer, se ha logrado, en los últimos años, desterrar el estilo Lladró, el preciosismo y la purpurina de los monumentos infantiles (Primeros premios del propio Blanch, o Javi Fernández el pasado año), al parecer en la exposición la evolución sigue el sentido contrario. Por mucho que haya propuestas frescas e interesantes, el indulto lleva la misma dirección.
Y esa evolución infantil es involución en el caso de Blanch. Sus primeros monumentos (inolvidables los de Serranos-Pza. de los Fueros) eren composiciones muy estudiadas, con unas líneas muy limpias y una imagen infantil muy directa. Poco a poco (y con la previsible frase de que “el presupuesto hay que justificarlo”, que tanto daño ha hecho al monumento infantil) sus fallitas se han ido llenando de detalles, ropa, pelo, incluso movimiento.
Si bien este concepto es más palpable en los ninots que lleva a la Exposición. Lejos queda ese retrato de Josep Sanchis para Serranos el año 1997, con unas líneas que rallaban el diseño grafico, tan característico en la cartelería y escenografía de Blanch en sus monumentos. Otros de sus grupos para la exposición destilaban sátira y capacidad didáctica, a la hora que nos presentaba una estética actual y fácilmente reconocible por los niños. Destacar entre ellos, Serranos ’98 y Mercado Central ’00.
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De Incoherencia e Involucion |
Ahora bien, en los últimos 5 años, sus figuras (y en parte sus monumentos) se han convertido en piezas complejas y abigarradas con el objetivo de atraer al votante –adulto- de la exposición del ninot infantil. La nostalgia, las prendas de tela y el valencianismo (en esta última ocasión) son, por desgracia, bazas seguras para el indulto.
De Incoherencia e Involucion |
Ojala los jurados y votantes hubieran premiado antes a Blanch para que pudiéramos disfrutar de su estilo original, sin restar merito a su trabajo actual, de una calidad excelente, pero a mi gusto, y al de la modernidad, de innecesaria parafernalia.