Una vez, un Profesor de la Escuela de Arquitectura comentó
al alumnado la imposibilidad de remodelar adecuadamente los espacios urbanos de
Valencia, ante la evidencia de que allí debía plantarse una Falla.
Aquel discurso invita al análisis. El análisis contrario al
que realizamos en el artículo anterior. Si en él, veíamos como la arquitectura
y el urbanismo influenciaba a las fallas, esta vez recorreremos el camino
opuesto para ver en qué medida la fiesta condiciona el entorno urbano.
Son 2 condicionantes los que tiene el urbanismo frente al
monumento: El volumen de las fallas, que necesita de espacios abiertos para
poder ser plantadas, y la cremá, que obliga a plantearse el mobiliario y los
materiales del entorno inmediato al emplazamiento de los monumentos.
A pesar de su reciente remodelación, el espacio de la plaza del Pilar es triste, jalonado por pequeños arboles y maceteros que son retirados en fallas.
El primero de ellos nos lleva, irremediablemente, a plazas diáfanas,
exentas de mobiliario urbano, arbolado y otros elementos que den vida a la
ciudad. Plazas como la del Pilar, Collado o Merced son ejemplos de lugares
desocupados, solitarios y vacíos de contenido una vez pasada la semana fallera.
Bolardos, bancos perimetrales, y quizá pequeñas especies arbóreas (siempre fácilmente
transportables, como en la Plaza del Pilar) son los únicos objetos que adornan
estos espacios urbanos.
Por otra parte, el fuego provoca en los edificios ciertas
restricciones en los materiales de las fachadas, que los Arquitectos deben
tener en cuenta, y que no siempre se toma con buena gana. No se puede exponer
determinados materiales a las llamas de la cremá. A pesar de ello algunas comisiones hacen esfuerzos para minimizar
su impacto, con la colocación de toldos y otros sistemas hídricos. Incluso,
esto, se han convertido en un espectáculo, como en la Plaza del Pilar o en la
Plaza de la Merced. Mientras, en Ruzafa, la reclamación por daños en las
fachadas y persianas se ha convertido en algo habitual.
De la misma forma, el pavimento también sufre las iras del
fuego. Durante todo el año podemos ver cruces de calles con las huellas de la
cremá: el asfalto deteriorado por las altas temperaturas del día de San José.
Plaza flexible en Utrecht. OKRA arquitectos. Los maceteros móviles se agrupan en uno de los fondos para despejar la plaza. No podría hacerse esto en Valencia?
Volviendo al punto inicial, los verdaderos técnicos critican
las restricciones que provocan las fallas, pero no se atreven a adaptarse a
ellas y proponer soluciones. Tanto Arquitectos, Urbanistas, como la administración,
deberían ponerse las pilas y promover concursos de ideas, trabajos de investigación
y otras tareas, de modo que den solución a los problemas que acarrea la fiesta.
Ideas las hay (así lo demuestran los proyectos de plazas flexibles en Holanda)
y Tecnología también, los avances están a la orden del día. Tan solo es Querer.
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Las imágenes utilizadas para ilustrar esta entrada pertenecen a:
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-Web Valencia Centre
-Google Street View
-Revista paisea
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